Publicado en terra.com.mx
Cortesía de Mara Montes |
Una mujer embarazada acude a revisiones médicas y le dicen
que todo está bajo control, que no hay nada de qué preocuparse. El médico le
asegura que tendrá un parto natural y le da una fecha aproximada. Sin embargo,
a la hora del parto surge una complicación y se decide llevar a cabo una
cesárea. La madre nunca supo a qué se debió tal cambio de planes, y no tuvo más
remedio que confiar en la opinión del médico. ¿Te suena familiar esta
situación?
La cesárea se ha vuelto tan común que ahora nos parece tan
normal como un parto natural, pero no lo es. Según la Organización Mundial de
la Salud (OMS) el porcentaje de nacimientos por cesárea debería oscilar entre
10 y 15; sin embargo, en México la cifra alcanza 45 por ciento. De acuerdo con
el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos en instituciones privadas
la cifra llega a 68.
De regreso a las raíces
Ante estas cifras alarmantes muchas mujeres han decido
informarse para evitar en lo posible someterse a una cesárea. “No creo que tener un parto natural sea
una elección. Si tenemos conciencia de que somos mamíferos sabremos que así
toca parir y así toca nacer. No niego la importancia de la medicina en casos en
que el parto implique riesgos para el bebé o la madre, pero no son tantos. Yo
me informé y me convencí de que si el embarazo se desarrolla con normalidad, no
se abre siquiera la duda de elegir parto natural o cesárea”, explica Mara
Montes, antropóloga de 36 años y quien ha tenido dos partos naturales en la
comodidad de su casa.
Para prepararse, Mara y su esposo, Rodrigo, asistieron a un
curso psicoprofiláctico impartido en CEPAPAR (Centro de Preparación para el
Parto). En este sitio se ofrecen clases a parejas embarazadas que buscan partos
naturales: cada sesión incluye una rutina de ejercicios, técnicas de relajación
y una clase teórica. Allí trabaja desde hace casi 40 años Gloria Rivas, médico
general y especialista en homeopatía. “Aquí las madres y los padres conocen el
proceso de embarazo; aprenden a reconocer las cosas que son normales y también
a saber cuando algo no está funcionado de manera adecuada”.
Información y autoconocimiento, la clave para un parto
natural
Cortesía de Mara Montes |
“El objetivo de los cursos es que la mujer conozca su cuerpo
y todo lo necesario para poder parir. Aquí las futuras madres aprenden qué
deben comer, qué ejercicios realizar, qué cambios va a tener su cuerpo, cómo
ayudarse con la respiración, cómo manejar las contracciones para que no las
tomen por sorpresa, cómo distinguir un sangrado normal de uno que no lo es e
incluso los cuidados del bebé. Creemos que es importante que la mujer sepa las
cosas que pueden suceder durante el embarazo y cómo reaccionar ante ellas”,
explica Gloria.
Por otra parte, Mara comenta: “Yo he tenido dos partos
naturales. Me informé, encontré libros y grupos de preparación para el parto y
tomé el curso en CEPAPAR, donde encontré mujeres con muchísima experiencia
fomentando partos respetados. Aprendí más sobre la importancia de parir sin
miedo, sin intervenciones quirúrgicas, en la intimidad, sin mucha luz...”.
Mara decidió tener un parto en casa, acompañada por Gloria
(la partera), una ayudante, una doctora y su esposo. “Mi primer parto fue un
poco pesado porque mi hija pesaba más de 4 kilos, tenía el cordón alrededor del
cuerpo y del cuello, y el puño atorado con el cordón junto a la carita. Sin
duda, un médico que no creyera en mi poder de parir habría sugerido una
cesárea. Pero de haber estado anestesiada probablemente no habría podido pujar
y ayudar a mi bebé a salir”, asegura.
Beneficios para el cuerpo (y el espíritu)
Las madres que tienen partos naturales, sin anestesia ni
medicamentos, experimentan una recuperación mucho más rápida, casi inmediata.
Lo único que necesitan es descansar. Por el contrario, las mujeres que se
someten a cesáreas se recuperan en un periodo de dos semanas, tiempo en que no
pueden realizar esfuerzos y sienten dolor. “Es curioso: muchas mujeres
prefieren tener una cesárea para evitarse molestias en el trabajo de parto,
pero las trasladan así al posparto”, comenta Gloria.
¿Y en cuanto a las emociones? “Después de cada parto mi
sensación de empoderamiento fue total. Ahora me siento fuerte, orgullosa,
poderosa. Creí en mi cuerpo, en la sabiduría de la naturaleza, en mi
aprendizaje, en la seguridad que me dio tener un compañero que tampoco dudara
ni un segundo de esas capacidades. A mi hija mayor le cuento siempre la
historia de cómo nació. Le encanta oír que le di la bienvenida, que nos miramos
a los ojos por primera vez. Quisiera que mis hijas crezcan como mujeres sin
miedos, y que si deciden hacerse madres, lo hagan también así, sin miedo”,
cuenta Mara.
Por supuesto, habrá casos en que la cesárea sea
estrictamente necesaria. “Tendrá que hacerse si la mujer tiene problemas de
preclampsia, placenta previa, el bebé viene atravesado… pero esto se puede
saber desde antes. Algunas veces las complicaciones surgirán en el trabajo de
parto, sin que la mujer pueda reconocerlas. Por eso es indispensable elegir un
médico en el que se pueda confiar totalmente”, puntualiza Gloria.
Más información: http://www.cepapar.org.mx/