Publicada en Terra.
Casi todos los hombres y las mujeres jóvenes han visto pornografía alguna vez en sus vidas. Pero, paradójicamente, muy pocos se sienten realmente satisfechos con esta forma tan plástica de mostrar la sexualidad humana. Y es que el porno que se ve por todas partes hace muy poco por explorar el erotismo; se enfoca en el sexo impersonal, casi fingido.
Pero existe una
corriente abanderada por mujeres, misma que se hace llamar “porno feminista” y
que busca reivindicar el placer femenino (y de las parejas en general). Una de las principales exponentes de
esta corriente es Erika Lust, realizadora sueca quien, con una carrera en
ciencias políticas y estudios feministas en la Universidad de Lund, Suecia, ha
dirigido 7 películas eróticas y creado su propia compañía, Lust Films. Erika
platica con Terra sobre los tabúes a que se enfrenta en su trabajo y cómo éste
puede formar parte de una transformación social.
Una diferencia importante entre la pornografía convencional y la feminista es que esta última tiene un tinte político. ¿Crees que la pornografía puede ser una herramienta para la emancipación femenina?
"Por supuesto que la pornografía afecta nuestra
perspectiva sobre la sexualidad, especialmente si ésta es pro-mujer,
pro-equidad y pro-placer. El porno convencional, al cual le falta imaginación,
se ha negado a evolucionar; se ha vuelto una fórmula, atlético, desprovisto de
todo lo relacionado con la experiencia humana. En este tipo de filmes las
mujeres raramente son agentes de su propio placer –son un vehículo para el
placer de los hombres– y es posible que esto influya en la percepción de las
personas sobre cómo funcionan las cosas en la recámara.
En un nivel personal creo que el porno puede empoderar
muchísimo a las mujeres. Les permite explorar sus deseos y fantasías, así como
comprender y disfrutar su sexualidad. Sin embargo, en un nivel social, la
pornografía por sí sola quizá pueda incitar a una revolución, más no
alcanzarla. Necesita haber educación sexual, educación pornográfica, derechos
de la mujer, reformas mediáticas y más cosas trabajando en conjunto".
Afirmas que el placer que muestras en tus filmes es genuino, que los actores dan rienda suelta a sus pasiones y alcanzan orgasmos reales en el rodaje. ¿Existe alguna regla o lineamiento en el set?
"La seguridad y comodidad de mis actores es la
prioridad en el set. Contrato a personas que aman el sexo y sus trabajos;
personas que saben qué les enciende y no temen explorarlo enfrente de las
cámaras. Eso con frecuencia acarrea resultados distintos para personas
distintas. Dejarse llevar implica besarse, conversar, acariciarse, abrazarse,
masturbarse y deleitarse enfrente de la cámara".
"Tal como en la vida real, la salud sexual de los
actores es prioridad, así que al final es decisión de ellos. Trato de verlo
desde un punto de vista situacional: si los personajes (o los actores, en
última instancia) se sienten comprometidos en una relación, cosa que sucede muy
a menudo, creo que no tiene nada de malo mostrarlos sin condón".
¿Crees que las mujeres modernas están listas para concebir
el porno feminista como una exploración de la sexualidad más que como un
“asunto de hombres”?
"Creo que las mujeres modernas ya están explorando su
sexualidad a través de la pornografía, sobre todo las generaciones más jóvenes
que ni siquiera pueden recordar una época de sus vidas sin Internet. Sin
embargo, aún existen muchas sociedades supuestamente modernas en las cuales no
es socialmente aceptable que las mujeres consuman pornografía, como algunas
partes de Europa y gran parte de Norteamérica. A pesar de que las encuestas
indican que tanto hombres como mujeres disfrutan ver filmes eróticos, la
sociedad no está lista para hablar sobre ello. Tomará mucha educación y
franqueza superar este tema"
¿Cómo han respondido las mujeres a tus películas? ¿Son ellas
realmente tu público principal?
"Recibo muchos comentarios positivos tanto de hombres
como de mujeres. Sorprendentemente, ambos dicen las mismas cosas: que nunca
pensaron que el porno pudiera ser así. Mi público es principalmente femenino,
pero también hay muchas parejas y hombres que disfrutan mis películas. Las
mujeres me escriben diciendo que se habían dado por vencidas buscando porno que
les atrajera en un nivel físico y mental. Los hombres me dicen con frecuencia
que nunca entendieron exactamente qué hacía falta en lo que les ofrecía la
industria, y las parejas están contentas por encontrar algo que pueden mirar
juntas y que realmente mejora sus vidas sexuales".
¿Cómo ha sido recibido tu trabajo por las mujeres latinas?
"Hasta ahora la retroalimentación ha sido positiva,
aunque esto depende de cada persona. En Latinoamérica aún parecen existir
costumbres muy tradicionales cuando se trata de sexo, relaciones y roles de
género, por lo que mi audiencia ahí es más reducida que en Europa o
Norteamérica. La mayoría de mi audiencia latina es de Brasil, donde la gente es
conocida por ser un poco más liberal".